Cada uno de los santuarios está dedicado a uno de los dioses nórdicos, quienes solían vivir junto a los habitantes del mundo de Frostborn. Ahora, tras la misteriosa desaparición de los dioses, los santuarios albergan el secreto del éxodo de esos seres celestiales. Estas son zonas únicas en el juego y su complejidad es altísima, por lo que atravesarlas será recompensado con los objetos más valiosos.